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Mostrando las entradas de septiembre, 2024

Pinceladas de esperanza.

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  Allí , junto a la ventana  con el silencio de mi alma, me sonríen los recuerdos. La lluvia acaricia mi corazón  y pasan fragmentos de mi vida, en un instante, en un ayer, en un ahora. Cada estación tiene su belleza, aún en el más crudo invierno  brillan los paisajes, nace una flor, una oración, una canción. De la tristeza, emerge un poema, un abrazo de amor por la vida... Pinceladas de esperanza. ©

Mujer completa

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  Ser mujer es un gran privilegio,  y va mucho más allá de un lápiz labial, un perfume, un buen cuerpo, y vestir  a la moda. Cuidar la salud y lucir bien es esencial, pero la vanidad, la obsesión por cumplir  con los estereotipos de belleza que nos  exige esta sociedad, es sin duda alguna,  nuestro peor enemigo. Morimos un poco cada día, cuando nos resistimos a ser nosotras mismas. Mantener nuestra naturalidad y envejecer con dignidad, para nada tiene que ver con descuidarnos o con baja  autoestima, muy al contrario.  No está bien tener más banalidad  y superficialidad que inteligencia, bondad y esencia de personalidad.  El equilibrio es el plato principal, en el menú de la vida. Alimentar el alma, cuidar mente  y cuerpo nos permite vivir en  armonía, con sencillez, libertad  y autenticidad. Somos mujeres completas... Perfectamente imperfectas,  y no muñecas de plástico que se van armando por partes. ©

El amor y el ego

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Lo que yo sufrí, lo que sentí,  lo que yo di, lo que no fue justo. Lo que yo era, Lo que ya no soy. Ha pasado tiempo, mucho tiempo; endureciendo el corazón y viviendo en frivolidad, huyes del amor, alimentas la amargura...  Sufres y haces sufrir. El amor es salvación, el ego destrucción. ©

Mar en calma

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La vida, la vida solo nos pedía  querernos bonito, pero el miedo, y las sombras del pasado marchitaron el querer.  Qué ironía tiene el destino, a veces, gira todo al revés... ¿ Es el amor una utopía  o la llave maestra al cielo? Cuántas noches te soñé,  cuántas vidas te esperé, Cuesta tanto el olvido cuando se entrega el corazón. Y en la distancia,  tejiendo las palabras, ser fueron desdibujando  nuestros atardeceres  de mar en calma.  ©