De tanto reír, aprendí a bailar, de tanto llorar, aprendí a navegar... Sí, a navegar por un mar bravío, y a mantener la calma en medio de la tormenta. En este camino llamado vida, he tropezado con farsantes, expertos en dramas y manipulaciones. Recibí traiciones de quien menos lo esperaba, me caí muchas veces, creí morir...pero me levanté por gracia divina. He viajado, no lo suficiente como me gustaría, pero ha sido gratificante y enriquecedor compartir con personas de diferentes culturas, creencias, religiones y status sociales . Amo el valor de las pequeñas cosas, porque lo importante no es tener, si no ser. De nada vale, vivir en una jaula de oro, si no hay amor. Los rincones del alma no conocen dogmas ni fronteras... El saber o tener, no nos hace mejores personas, ni ser religiosos o fanáticos verdaderos creyentes. He aprendido que no todo lo que brilla, es oro... Que hoy, nos podemos ilusionar y mañana desilusionar. Que nunca se termina, de conocer a una persona, que lo...